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jueves, 7 de octubre de 2010

Capítulo 4: Recuerdos olvidados.


Recuerdos olvidados


Cristian se había decidido por completo en hacerle caso a su esposa de viajar a un lugar poco romántico ya que su esposa estaba en estado de espera de un niño. Cristian no lo ignoraba pero su esposa no lo quería saber por tradición de madre a hija, pero Cristian estaba completamente seguro de era un niño, y lo describía de tal forma como si lo hubiera visto en persona. Pero Cristian lo empezó a decir después del viaje a Melbourne, Australia.
Fue algo que en cierta forma cambio la manera de ser de Cristian en los siguientes años Cristian empleaba más tiempo para su familia que para su carrera profesional de arquitecto. Ruth pensó que se había casado con el típico hombre como su padre que solo tenía tiempo para el trabajo con la escusa de que era para sostener a la familia.
Cuando llego el día de ir a viajar a Melbourne, Ruth había olvidado las medicinas para el mareo que no causaban ningún daño a una embarazada eran naturales de jengibre de ahí el gusto por el jengibre de Alannys ya que Ruth siempre los consumía como pastillas de menta, porque en realidad tenían ese sabor efervescente que la tranquilizaban. En el avión el que más se ponía nervioso era Cristian, él prefería viajar en crucero pero sabía que tomaría días llegar, asique no tuvo más alternativa que viajar en avión.
Al llegar al aeropuerto todo transcurría normal, estaba amaneciendo aun pero los rayos solares ya se veían de golpe a la cara, Cristian busco las valijas en el área donde la banda sin fin esparcía toda clase de maletas, mientras Ruth dormía otra siesta en las sillas del aeropuerto, el lugar no estaba lleno, pero se notaba que las personas iban y venían muy apuradas.
Al salir del aeropuerto llamaron a un taxista que no les hiso caso ya que se estaba tomando un descanso con su taza de café bien cargado, Cristian algo irritado le grita algo en ingles pero el taxista no comprendía que decía y siguió ignorándolo. Pero en el momento más oportuno un señor pasaba lentamente por quinta vez buscando a alguien, cuando se detiene en ese momento bajando la ventana del conductor ya que en esos países los carros tienen el volante del lado del pasajero.
El señor les pregunta en un claro español si querían bote, pero Cristian asimilando las cosas de una manera diferente no comprendió que le estaba ofreciendo un aventón pero con una frase que Cristian ya había escuchado con anterioridad respondiendo que ya tenía uno en casa. El señor se echa a reír levemente diciéndole de nuevo pero aun más claro que si querían que los ayudara con las maletas y llevarlos al hotel en que se hospedarían. En ese momento Cristian comprendió todo pero a la vez hiso un gesto de que había olvidado algo en Panamá, las reservaciones del hotel, se les habían quedado en la mesa de la casa. Cristian se disculpo con el señor y le dijo que sería de gran ayuda llevarlos a un hotel que fuera muy barato, el señor solo contesto – Bueno en ese caso los llevare al mío.
Cristian quedo aun mas confundido cuando el señor le explica que tenía un pequeño hotel junto a un lago artificial, de manera que Cristian sin dudarlo cargo las maletas y las valijas en el maletero del auto y se subió con su esposa Ruth que sin opinar nada se durmió por segunda vez en los asientos de cuero que estaban atrás del auto.
Cristian se monta del lado izquierdo que era del pasajero del auto, cuando el señor le extiende la mano y se presenta diciendo su nombre – Joven permítame presentarme mi nombre es Azarías Leónidas Sanjur.
Cristian le contesta algo sorprendido por semejante cabellera que tenía el señor, era blanco y largo amarrado con una cola de caballo, sus ojos eran verdes y aparentaba una edad bastante avanzada pero con una mirada que todo lo sabía, sus manos tenían la uñas más largas pero moderadas que Cristian jamás había visto.
Cristian se presentó ante el saludo del señor confiando en él sin saber porque. – Mucho gusto señor, me llamo Cristian.
El señor le contesta que si ese era su único nombre refiriéndose a que si tenía apellidos de padre y madre. Cristian apenado sabiendo que es de buena educación decir su nombre completo le dijo –Así lo siento, discúlpeme es que me sorprendió su cabellera, quisiera llegar a viejo con tanto cabello, no digo que usted sea viejo pero usted parece tener mucha energía…
Cristian prefirió callarse porque pensó que fue grosero y abriendo la puerta se dispuso a salir y buscar las maletas cuando escucha una fuerte risa del señor que por varios segundos tardo en recuperar el aliento, lo extraño es que no despertó a Ruth.
-          Para donde va joven no se incomode no me ha ofendido, es mas nunca me había reído tanto desde hace años, algo me decía que usted seria de buena compañía. Y bien cuál es su nombre completo Cristian.
-          ¿Mi nombre? Así me llamo Cristian Aarón Castillo De León.
-          Pues que casualidad mi Hotel se llama igual que sus apellidos paterno y materno, bueno hace años se llamaba así originalmente se lo cambie por razones de estética al nombre, entiende, estética al nombre.

El señor Azarías intentaba hacerlo reír también de una manera improvisada pero después de un silencio no logro su objetivo.

-           La verdad es que usted hecha mejores chistes que yo.
-          Ja, ja, ja, ja, ja.

Los dos se echaron a reír al unisonó, pero después hicieron un gesto de silencio para no despertar a Ruth. La esposa de Cristian ni se movía de su lugar estaba tan cómoda que envidiaba a cualquiera que no tuviera sueño aun.

-          Espere un momento Señor Azarías usted solo me dijo su apellido paterno.
-          Si, así es, mi padre me crio solo desde que nací.
-          Así que Leónidas es su segundo nombre, parece apellido.
-          ¿Cómo dedujo que era mi segundo nombre?
-          Tenía un amigo en la universidad de arquitectura que se llamaba así. Le decíamos Leo.
-          Bueno en ese caso, quiero que sepa que así es como me dicen mis amigos.

Cristian se sentía cómodo con el señor Azarías que ahora llamaremos Leo. Iban de camino al hotel que para sorpresa de Cristian se llamaba Hotel Imperial Veridiam, un nombre algo pomposo para un hotel modesto y con fachas de cabañas y estilo campamento de boy scout. La entrada era grande con un letrero de Bienvenido a mi Reino. El Señor Leo le explico que antes era un campamento para niños llamado El Castillo del León Rugiente. Cristian se dejo impresionar fácilmente ya que pensó que realmente no era muy parecido a sus apellidos solo se mencionaban sus apellidos.

El Señor Leo les enseño que el lugar era casualmente cómodo, lo curioso es que no había otros inquilinos o personas que trabajaran en el hotel, solo ellos tres, Cristian, Ruth embarazada y el dueño del extraño hotel. Las cabañas aun tenían al costado de la entrada junto a la puerta figuras de animales y números incrustados en las puertas en forma de árboles con ramas retorcidas y algo frondosas. En el supuesto lobby principal que era una oficina sin puerta pero con una cortina de colgantes de semillas de pino originales. El Señor Leo ase un ademan de que esperaran un minuto afuera de la oficina.

Cuando los hiso pasar tenía un extraño sombrero de león con forma de peluche rugiendo.
-          Bienvenidos al Castillo del León Rugiente, digo al Hotel Imperial Veridiam.
-          Ja, ja, ja, ja, ja, ja.

A Ruth le pareció una broma de buen gusto y ella que siempre tiene un humor sano solo se tapaba la boca para no aparentar que se burlaba. A Cristian no le pareció gracioso solo algo excéntrico de parte de su nuevo amigo así que decidió seguirle la corriente.

-          Deme una habitación que tenga una cama redonda cubierta con piel de venado y que tenga un diseño con dos elefantes en la entrada. Que el baño tenga una bañera de mármol fino y que la regadera sea un mono colgado regando agua con su cola. La alfombra que sea roja como de terciopelo. Si tiene esa habitación me quedo.

El Señor Leo se le quedo mirando seriamente y prosiguió diciendo:
-          Mmmm, tengo lo que quiere en la habitación Imperial N° 7. Tenga la llave de la cabaña y del transporte que podrá usar para llevar sus maletas el transporte esta en el garaje de atrás, acompáñenme.

Y el Señor Leo imita un gesto japonés como reverencia de bienvenida y se le cae asía adelante el sombrero en forma de león tapándole la cara. El Señor Leo solo dice en murmullo sin que les escuche sus clientes únicos.

-          Esto es ridículo de mi parte pero es divertido.

Cristian en esta ocasión se ríe y Ruth tuvo que sentarse cerca de una silla en forma de jirafa agarrándose el vientre de tanto reírse. Cristian al darse cuenta de que ya le había dado las llaves de la reservación a la cabaña que decide preguntar cuánto era el costo. El Señor Leo le dijo que no era necesario él no quería cobrarles a sus nuevos amigos. Cristian se lo agradeció pensando que al final le pagaría aunque fuera con algo que representaría respeto para su nuevo amigo.

Fueron al garaje y al tratar de subir la compuerta eléctrica no funcionaba, Cristian se dio cuenta del problema inmediatamente y subió los interruptores de electricidad que estaba detrás del garaje. Cuando el garaje se abrió por completo vieron un extraño vehículo que estaba pintado con franjas de una cebra, era uno de esos vehículos para usarse en campos de golf. A Cristian ya le parecía gracioso todo cuando se subieron al vehículo pintado de cebra. Buscaron las maletas al auto que estaba al frente de la cabaña principal de la oficina donde se hospedaron Cristian y Ruth, el Señor Leo y Cristian como eran los únicos hombres que podía levantar cosas pesadas metieron las cinco maletas como pudieron en el pequeño maletero del vehículo.

-          ¿Por qué habré traído tantas maletas? Bueno la mía es solo la azul, las demás son de Ruth.
-          Es que traje cosas en caso de emergencia, en el maletín blanco con pececitos dibujados es un botiquín, el otro llevo linternas y comida en lata y lo demás es ropa mía.

Ruth contesta como si se tratara de algo importante pero los dos nuevos amigos se echan a reír.
El Señor Leo al terminar de poner cuatro maletas en el pequeño maletero del vehículo con la ayuda de Cristian, decide poner la maleta más grande, el botiquín de urgencias, como copiloto ya que el vehículo era para cuatro personas que se pudieran sentar cómodamente y como esos vehículos no tienen puerta la amarro a una varilla que sostenía el pequeño techito del vehículo.

Al llegar a la cabaña no se imaginaban el paisaje que les aguardaba vislumbrar, era fenomenal, el lago a unos pasos de la cabaña daban la sensación de estar en el lugar de sus sueños, aunque la pareja nunca imagino un hogar así juntos, se conformaban con un apartamento en la ciudad pero esto les cambio la idea de vivir en un lugar urbano. Cuando Cristian se bajo y llego a la entrada se extraño de ver dos pequeñas estatuas de cerámica con forma de elefantes sentados con la trompa al aire, de igual forma como se lo había imaginado, la puerta era verde y las ventanas tenía unas cortinas con un diseño de mazorcas de un color intenso, amarillas y naranjas. Cristian al abrir la puerta lentamente vio que la alfombra era roja como de terciopelo, esto ya le parecía familiar a lo que dijo hacia unos momentos en el supuesto lobby del hotel.
Al seguir entrando vio la habitación y la cama era redonda y estaba cubierta con un cubrecama que tenía un pelaje que reconoció de inmediato, era de venado de verdad. Cuando tocaba la piel de venado, recordó la regadera y el baño y corrió como un veloz guepardo al baño a ver si también era igual como él lo había dicho en broma. Para su sorpresa la regadera no era de un mono si no de un gorila con una banana que era la regadera. Cristian se echo a reír como por varios minutos mientras que ve a su esposa otra vez dormida pero en la cama redonda con piel de venado. El Señor Leo le dice – Esta sorprendido amigo Cristian, aquí ahí magia y se dará cuenta que le digo la verdad en todo. Bueno me despido aquí tiene esta cajita con lavanda ya que ahí alacranes y el olor a lavanda hace que las espante para que no entren.
Ruth que supuestamente estaba dormida grita – ¿alacranes, donde? Cristian y León vuelven a reírse a la par, mientras se despedía de sus nuevos huéspedes.  Bueno, al fin solo tú y yo, Ruth. Cristian se acuesta al lado de su esposa tranquilizándola con un beso diciéndole de que los alacranes no entraran y él la protegería aunque entrara alacranes del tamaño de un bus.
Esa misma noche, Cristian al ver que su esposa dormía, decidió pasearse por el lago por unos minutos hasta que le sintiera algo de sueño. Al llegar al lago, se fijo que la arena brillaba de un color azul cristalino,  le pareció que el lago fuera una pequeña playa de algún cuento de hadas. Las luciérnagas de aquel lugar le daban un toque mágico sin desperdicio, ya que Cristian se sentía como un niño recordando y pensando en las fantasías de cuando era un niño. Cuando en ese momento divisa un niebla que avanzaba rápidamente así él, pensó que tendría tiempo pero al voltearse y correr solo unos pasos se vio en medio de la niebla. Cristian no veía más allá de sus narices ni siquiera el lago que estaba a escasos pasos de él ya que caminaba por la orilla del lago antes de que lo abrazara por completo la niebla.

Cristian no se preocupo ya que pensó en caminar por la orilla de regreso viendo sus huellas como guías, pero al empezar caminar vio que el agua avanzaba también mojándole un poco más arriba de los talones. Pero en ese momento un frio lo cubrió al instante y el agua a sus pies se había congelado. Cristian no tardo en salirse de su trampa de hielo ya que era muy débil el hielo congelado que atraparon sus pies a nivel de sus tobillos pero prefirió dar varios pasos atrás para procurar que no se repitiera la escena.
Cristian sentía frio y no supo qué hacer, se limito a pensar en buscar un lugar caliente o algo con que quemar alguna rama y maldijo la veces que negó fumarse un cigarrillo recordando que sus amigos le habían advertido que podría encontrarse en una situación como esa que estaba viviendo. Pero Cristian no se dejo llevar por ese pensamiento por mucho tiempo, cuando vio que algo se movía a escasos metros de él pero dentro del lago.
Cristian pensó en correr pero como la curiosidad mata al gato congelado de frio, este caso a Cristian, quiso ver más cerca que era ya que veía era como unas sombras que estaban emanando mas frio, camino lentamente hasta el centro del lago cuando contemplo lo que eran realmente las sombras. Eran dos picos de hielos que surgían del suelo congelado del lago y en el centro estaban unidas por una bola de hielo y esta  a su parecían estar sostenida por hilos de hielo que salían de las dos columnas en forma de picos. Cristian miraba con más frio en sus huesos cuando empezó a brillar la bola de hielo de un color rojizo casi rosado, rayos rosados y blancos como de apariencia metálicos que provenían del centro de la bola de hielo la descongelaron como si fuera una flor abriéndose los pétalos.

Cristian casi sumergido en la niebla vio toda la escena de los rayos y la bola descongelándose. Miro más de cerca y dentro del descongelado y extraña esfera, con un agujero en medio como si fuera una boca con pétalos cristalizados, se dio cuenta que había algo mas al ver el objeto que estaba dentro de la bola casi descongelada, decidió meter la mano y sacar lo que estaba dentro no pensó en algún peligro pero decidido metió la mano en la esfera y saco un piedrecilla roja casi rosada que goteaba agua casi celeste por sí sola. Cristian se maravillo al ver semejante joya y pensó en regalársela a su esposa.
Cuando de repente sintió un temblor bajo sus pies, pensó lo peor pero la niebla se succiono así misma rápidamente y un rápido viento movió la niebla formando un remolino que se traslado hasta el cielo formando una cara de León blanco y rigiendo. En ese momento el suelo comenzó a crujir y a dividirse sin darle tiempo a Cristian de correr el suele sede y se lo traga al instante. Cristian no sentía frio más bien sueño y no le faltaba el aire durmiéndose bajo el agua.
Al día siguiente Cristian se despierta feliz y maravillado, despertando y diciéndole a su esposa la aventura que había vivido, pero en ese momento recordó que no debía decir nada más que eso. Su esposa le dijo que por que estaba tan empapado y porque tenía los pies llenos de arena, cuando se dio cuenta ni siquiera las zapatillas, se había quitado, ella pensó que estaba loco o algo parecido. Al rato Ruth no le tomo importancia pero Cristian se había metido al baño cantando una canción en un extraño idioma y en un extraño ritmo.
Ruth no sabía que había pasado con él últimamente le pareció que él tenía muchos cambios en la personalidad de Cristian pero esta vez fue algo radical. Cristian le había dicho que se quedaría por tres meses y que si era posible que su hijo naciera en Australia, Ruth aun se preocupo más, ya que realmente faltaba menos de dos meses para que el niño naciera. Y así fue Aarón nació en Australia el 23 de agosto. Cristian despreocupado regreso a Panamá y busco un nuevo empleo y consiguió que lo contratara una compañía de diseño grafico extranjera de un nombre peculiar para él, Kanguros Desing Grup.
Ya que no solamente tenía una sola carrera profesional para Cristian fue fácil conseguir con su óptima personalidad de realizar cualquier tipo de empleo que se le presentara en su camino. Cuando compraron la casa de sus sueños en Chiriquí, Volcán, en un terreno muy parecido al lago que visitaron en Australia, con la diferencia que sin lago por supuesto. Pero el paisaje era aun mas para Cristian mágico.

Ruth tenía la certeza de que en Australia algo le cambio el brillo de sus ojos de Cristian, hasta quedo sorprendida al ver que le había regalo algo que pensó sumamente costoso un collar de cuero negro con una piedra semipreciosa de cuarzo ágata. Ella sabía que esas cosas eran caras, pero que Cristian no se atrevía a comprar mucho menos para él mismo. Cuando Aarón tenía tres años Cristian le dio a su hijo la piedra con el collar de cuero, Ruth no lo usaba y no le importo que se lo diera a su hijo total Cristian lo usaba con más frecuencia que ella misma.
Cristian se la había dado un día que fueron a pescar y Aarón logro pescar un pequeño pez del tamaño de su mano pero Aarón estaba feliz y el mismo lo devolvió al agua poco después de que su mamá le tomara una foto como recuerdo.

Ruth noto la misma fascinación por la piedrecilla en Aarón como la que veía en su esposo. Cristian le decía a su hijo que era la llave para ir a un lugar fantástico sin límites de hacer lo que quisiera o de ver lo que quisiera aunque no se lo esperaba ver. Aarón escuchaba las historias de su papá siempre en las noches cuando era hora de ir a dormir, siempre a las 7 p.m. se dormía pero por media hora antes Cristian le contaba una y otra vez las cosas que el vivió en una aventura que él nunca pensó vivir pero que si imagino estar. Él quería volver a ver las cosas irreales que vio, las aventuras que en la realidad él no podría hacer, montarse y volar en un animal con gran fuerza, lleno de magia, sus pensamientos iban y venían con vivas imágenes de las cosas que había vivido pero que anhelaba volver a sentir, oler, ver y también fantasear como a la vez vivirla.

Cristian al ver que pasaban años sin poder volver a vivir otra aventura así, pensó en ir a visitar a su viejo amigo Leo pero recordó que poco antes de irse Leo le había dicho que esas tierras ya no eran de él.
Que debía abandonarlas y retirarse a otro lugar comenzar de nuevo ya que el lugar tenia años de no ser visitado por alguien, le explico que esas tierras las tubo que hipotecar para poder sostener por un tiempo más el campamento para los niños que la competencia de mejores campamentos lo habían arruinado que ya era tarde y que pronto ese lugar lo convertirían en un centro comercial o una fabrica.
Cristian decidió viajar de nuevo a Australia, al recordar las palabras de su viejo amigo lo hiso pensar por un instante en quedarse pero fue solo para buscarlo a su amigo y hablar con él y decirle que le gustaría tener tan siquiera una foto de ese campamento junto al lago.

Cristian fue solo y al llegar busco el campamento y para su sorpresa el lugar era un centro comercial gigantesco y habían varias pueblos alrededor cosa que no recordaba ya que el lago era el mismo que el recordaba. Fue así como pudo llegar al lugar por el nombre del lago artificial, pero le sorprendió que este no fuera artificial, más bien natural pero era idéntico al que él recordaba. Pregunto en varios lugares por su amigo Leo, pero nadie sabía nada de su amigo o de cómo era.
Luego pregunto desde cuando se había construido el centro comercial y alguien que aparentaba a ver nacido hacia noventa años le dijo que ya tenía con exactitud diez años de haberse construido cosa que le extraño a Cristian ya que hacia menos de cinco años que él había venido y pensó que estaba equivocado. Pregunto de nuevo pero esta vez a una señora gorda con una traje que parecía una toalla amarilla gigante y le dijo lo mismo que el anciano. Cristian confundido busco en un mapa que compro para turistas y busco el lago y vio que era el mismo estaba ahí, en el mismo lugar que él recordaba.

Cristian pensó que debió tomar fotos del lugar pero no llevo nada ni compro una cámara digital ya que lo disfruto tanto que no necesitó de guardar recuerdos digitalmente. Frustrado y confundido por no entender que había pasado decide volver al hotel donde se había hospedado. Cristian al llegar al cuarto del hotel saco la piedrecilla roja, y pensó que todo era una farsa que era un sueño que había soñado varias veces. Y recordó las palabras de su viejo amigo Leo – Esta sorprendido amigo Cristian, aquí ahí magia y se dará cuenta que le digo la verdad en todo. Cristian no lo dudo, pero pensó que solo funcionaria en aquel lugar que visito hace cuatro años atrás. Cristian sintió sueño cosa que no lo preocupo pero al ver la hora se dio cuenta de que era muy temprano así que pensó que era por el cambio de horario.
Decidió acostarse un rato mientras miraba la piedrecilla roja, cuando de repente le tocan a la puerta diciéndole –Buenas tardes. Servicio a la habitación.

Cristian se levanto de mala gana y abriendo la puerta dijo que no había pedido nada a la habitación cuando mira bien de quien se trataba de su amigo Leo. Cristian se quedo pasmado al ver su amigo aun igual de viejo como lo recordaba más que por verlo frente a frente. Leo le dijo recordándole las palabras que le dijo en aquel hotel junto al lago y Cristian trato de reaccionar y cuando por lo hiso lo invito a pasar al cuarto. Leo al entrar le pregunto cómo estaba su esposa y su hijo. Cristian le contesto que todos estaban bien que estaban en Panamá, que Aarón pronto entraría por primera vez a la escuela y que su esposa empezaría a trabajar con él en un proyecto de arquitectura ya que ella se especializaba en bienes raíces.

-          ¿Pero que hace aquí como sabes que estaba en este hotel y como me localizaste no lo entiendo como lo hiciste?
-          Fácil, soy dueño de este hotel. Cuando vi tu nombre en la lista de los hospedados cosa que tenía previsto desde hace tiempo, le dije a mi empleado que me avisara si un tal Cristian Aarón Castillo De León se hospedara y bueno aquí me tienes para servirle.
-          Lógico, es sumamente lógico y de mucha casualidad.
-          No es casualidad amigo mío. En esta vida nada es casualidad.
-          Pero dígame tengo una duda ¿El campamento lo vendió junto con el terreno y  el lago? ¿Dónde están ahora?
-          Dijo que era una duda y veo que son muchas. Le diré que el terreno del campamento desapareció por que construyeron una fábrica de autos para mí era mejor que le construyeran un centro comercial pero como esta del otro lado de la ciudad de Melbourne cerca de las colinas dude en que así fuera, el lago artificial lo usan como un basurero de metales y si se pregunta porque tenía el nombre del lago que está aquí, pues es simple me copie de ese nombre y se lo puse al lago aquel que usted visito en muchas ocasiones. Alguna otra duda amigo Cristian, prometo responderle como pueda.
-          Si, solo una ¿Tiene usted en su poder alguna foto de ese lago?
-          Sí, claro que si tengo muchas, pero todas las tengo en casa. Pero hay una que tengo enmarcado en mi oficina, si quieres acompañarme te enseñare otras cosas que te van a interesar mas.

Así Cristian y Leo fueron hasta la oficina principal por medio del elevador del hotel, Leo saco una llave corta ahuecada y la metió en una abertura que estaba en medio de los botones que indicaban los pisos de las habitaciones del hotel. Y abrió un pequeño panel que tenía un boto rojo grande y lo presionó el elevador no reacciono pero en menos de un segundo las puertas se abrieron atrás a sus espaldas.
-          Estamos en el piso numero menos cien, es decir que estamos bajo tierra, querido amigo Cristian.
-          Pero, pero, pero como es posible si apenas nos movimos.
-          Es posible amigo Cristian, solo piense que es posible.

Y sin ninguna explicación por parte de Leo, caminaron por una especia de cueva muy bien diseñada como si fuera tallada a mano, bajaron más escaleras y una era en espiral algo larga. Luego Cristian vio varias puertas diferentes y de tamaños diferentes. Leo giro bruscamente a la izquierda y luego a la derecha y Cristian se dio cuenta que ya no caminaba detrás de Leo más bien estaba en una especie de pasarela que se movía sola, ya no caminaban. La extraña sensación de ver que el piso lo llevaba en vez de caminar se detuvo justo en una puerta ancha y grande, casi no se veía la inmensidad de semejante puerta, Cristian se sintió de nuevo como en aquellas fantasías de cuando era un niño.

Leo se volteo y le dijo – Cristian te concedo esta oportunidad de ver la gloriosa puerta de la entrada del verdadero Reino Veridiam. Usa la llave que te di aquel día cuando el lago que congele con mi aliento rugiente.

Cristian no lo creía pero recordó sus aventuras pasadas en aquel lago hace cuatro años atrás. Recordó las veces que veía como se congelaba el lago y se trasladaba al reino de fantasías pero esta vez vio que era diferente la situación su amigo Leo le revelaba algo que nunca paso por su mente, su amigo Leo era el Elohim Azariahu el Rey León del Reino Veridiam.

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